La confitura es el acto de presentación de los danzantes a las Mayordomas con el ofrecimiento de estos para acompañarlas en todo momento durante los días de fiesta, en todos sus desplazamientos al ritmo de pasacalles al son de la dulzaina y el tamboril.

Este acto se produce cuatro o cinco días antes de la Fiesta y es el inicio de una serie de convites de las Mayordomas hacia los danzantes entre los que se incluyen los "puños de avellanas" , " el papelucho", etc.

La tradición es, que en este acto que se celebra en casa de las dos Mayordomas el mismo día, éstas, agasajen a los danzantes con licor casero y pastas en medio de la conversación, casi siempre amenizada por algún danzante novato ante el jolgorio del resto. Las confituras de los últimos años han resultado un tanto accidentadas con subidas de tono de alguno de los miembros de la danza.
Después de probar la confitura, lo que manda la tradición es que los danzantes se pasen por el sindicato cantando y bailando intentando que la gente se una al grupo aun con riesgo de ser manteado