Por Rafael Gómez Pastor

La historia de Villafrades es muy oscura, con múltiples contradicciones y, se ignoran los orígenes de esta villa, llamada antiguamente Ecclessias Albas por las distintas iglesias que resplandecían sobre el amplio horizonte de Tierra de Campos. Anteriormente estaba situado sobre una pequeña terraza o elevación del terreno en el margen opuesto al rio, pero tras ser destruido por Cisneros en el año 1517, los habitantes se refugian al amparo de un priorato Benedictino fundando el nuevo pueblo.

ASENTAMIENTO DE LAS PRIMERAS TRIBUS. Los vacceos.

Hoy por hoy se puede asegurar que la primera colonización en esta zona del Sequillo se debe a gentes de la Edad del Bronce, a pequeñas comunidades de agricultores y ganaderos cuyas aldeas o campamentos, circuidos por una empalizada, agruparían no más de una docena de chozas de materiales perecederos que les proporcionaba el río y su valle y un sin número de fosas que cumplían las más variadas funciones, desde granero, despensa o tumba, pasando por la de basurero. Esta teoría que apunta el arqueólogo Jorge Santiago Pardo en "Villafrades antes de Villafrades" se ve afianzada por la existencia de algunos pagos cuyos nombres aluden a estos orígenes como Redondales o Quintanas.

En la primera Edad del Hierro, en la que se entra hacia el año 800 antes de Cristo, el campo de Villafrades se puebla, por primera vez en su historia, de una manera sistemática y duradera. Poblados con sólidas cabañas de tapial, como el de Los Tejares, San Miguel y Retores coronan los tesos y lomas de la zona. La densidad de población se calcula superior a la actual y sería el germen del pueblo vacceo. Los restos Proto-vacceos descubiertos en Los Tejares por María Molina Domínguez, se esparcen hoy por una extensión proxima a las 7 hectareas. También Tomás Mañanes señala restos de población vaccea junto al Sequillo.

La economía vaccea era fundamentalmente de carácter pastoril, prestando especial atención al cultivo de los cereales. Creadores del llamado colectivismo agrario, dividían el campo por suertes cada año y lo cosechado se ponía en común. De sus ritos quedan constancia en las hogueras y danzas de palos que subsisten por la zona. Los vacceos sentían gran afición por las danzas bélicas y simulacros de combates que según describe Estrabón las realizaban delante de sus chozas durante la fiesta del plenilunio o luna llena y , en ellas, los jóvenes demostraban su destreza y habilidad para ser considerados aptos para la guerra, pues su gloria mayor era morir en combate.

Este pueblo fue paulatinamente conquistado por las legiones romanas introduciendo elementos culturales propiamente latinos. Sabemos según las fuentes clásicas, que durante las guerras celtibéricas y con el fin de aislar a los Celtíberos, los romanos atacaron a los vacceos, los cuales les suministraban grano y alimentos, provocando la despoblación de Tierra de Campos. Se conoce el paso por esta zona de Licinio Lúculo en el año 151 a.C. en que sometió Intercantia (Aguilar de Campos) y Pallantia (Palencia) como así se describe por Rafael Gómez y Amparo París en "Villafrades de Campos algo más que Ecclessias Albas".

Esta época tuvo un carácter eminentemente agrícola y aparecen algunos útiles de labranza como la azada, el trillo, el carro y sobre todo el arado romano, estableciendo su hábitat en lugares llanos, abandonando por consiguiente los lugares altos y fortificados, siendo una población dispersa en forma de pequeñas villas encadenadas a lo largo del río.

PRIMERAS NOTICIAS DE “ECLESSIAS ALBAS”

Iglesia S. Juan EvangelistaEn el s.VI se fueron asentando grupos de godos en Tierra de Campos y a ellos se les puede identificar de lleno con el origen de “Eclessias Albas”. Portadores de una cultura religiosa fueron fundando multitud de iglesias a su paso. Señalemos que el nombre de Ecclessias Albas alude a la cantidad de iglesias que, asentadas en este lugar, resplandecia sobre el amplio horizonte de Tierra de Campos y como quiera que en el S.X se las conoce como viejas iglesias, casi con toda seguridad podemos asegurar que serían de esta época.

A Campos envió Teodorico parte de sus tropas en el año 457, prestando una ayuda sin igual a los naturales de esta zona que se veían amenazados por el emperador Mayorano. Testimonio de ello es una senda o camino que circula entre Herrín y Villafrades conocido como camino de Contrabandistas o senda de las gallinas, que aunque era vía secundaria utilizada por los romanos, posteriormente las razzias visigodas la utilizarían para desplazarse por Tierra de Campos dentro de una vía que unía las ciudades de Pallantia y Coyanza.

Se tiene poca información de la despoblación sufrida tras la invasión musulmana en el año 711, aunque hemos de hacer constar que se asientan grupos de bereberes que fueron los introductores en la zona de la oveja merina. También pocas noticias nos llegaron de las “aceifas” o acciones devastadoras de Almanzor que llegó a alcanzar en sus incursiones a zonas próximas como Mayorga y Melgar de Arriba.

LA REPOBLACIÓN Y EL NUEVO NOMBRE DE VILLAFRADES

En la época de Alfonso III es repoblada por los monjes benedictinos de Sahagún el año 921 y que dieron lugar al nuevo nombre de Villafrades o villa de los hermanos. La presencia del topónimo villa-frates comienza a aparecer a raíz de la llegada de monjes mozárabes en el siglo X y paralelamente se repueblan otros lugares como “populaturas” o Población, uno de los cuales pertenece a un despoblado perteneciente a Villafrades conocido como Población o Torre de Gonzalo González. Este lugar, que se encuentra a 2 Km de Villafrades sobre una pequeña terraza en el Sequillo y fue fundado por D. Gutierre, padre de Alfonso III, tenía un famoso molino sobre el río y una fortificación o torreta que formaba parte de un sistema defensivo durante los incidentes fronterizos de los reinos de Castilla y León, cuya línea divisoria la establecía el río.

También se repuebla Arcello de Gales que seria propiedad del conde Fruela Ramírez de la dinastía de los Froilaz y Terálvaro. Arcello de Gales es un despoblado del que se desconoce su situación exacta pero pertenece al término de Villafrades, pudiendo estar situado en una vieja senda que conduce de Villalón a Gatón. Terálvaro es un teso , también dentro del término de Villafrades, que fue repoblado por Alvaro Herrameliz, hijo mayor del fundador de Villarramiel, Herramel Alvarez, y luego sería propiedad de María Alvariz.

En el año 960 tenemos noticias de los primeros habitantes del lugar, cuando Gonzalo Ansúrez vende al abad Sigerico y al monasterio de Sahagún los bienes que había recibido, mediante prohijamiento, de Ermegildo, que vivía en Eclessias Albas; el monasterio le pagó con un caballo color castaño.

La administración benedictina del patrimonio se canalizaba a través de los prioratos y residían en ellos clérigos, frailes y monjes graneros, a cuyo frente estaba un prior que era el representante del abad.

Esta villa estuvo sujeta durante siglos al abad de Sahagún, el cual ejercía la jurisdicción civil y criminal, nombraba alcaldes, percibía todos los diezmos mayores y menores, poseía censos, foros, bodegas, casas y suelos poblados. La población de Villafrades pagaba sus tributos en forma de suministro de excedentes o parte de la cosecha y días de trabajo o sernas. Con el nombre de las Sernas se conoce aún un pago de esta población.

Restos del antiguo Priorato

DESTRUCCIÓN DE CISNEROS Y NUEVO PUEBLO

Hay un caso triste que tiñe de sangre la historia de Villafrades, cuando el último domingo de mayo de 1517 fue quemado y arrasado por el Cardenal Ximenez de Cisneros, hecho que algunos historiadores señalan como el primer foco de rebelión comunera. Los habitantes se refugian al amparo del priorato e inician la reconstrucción de un nuevo pueblo en torno a la vieja ermita de San Juan Evangelista, que adquiere la importancia de iglesia matriz quedando extramuros las iglesias de Nª. Sª. de Grijasalbas, hasta entonces principal, y San Miguel que salvaron de la quema.

Estuvo muy influenciado por las famosas ferias de Villalón durante los siglos XIII al XVI que causan un efecto multiplicador sobre las localidades cercanas que albergan y hospedan algunos de los grandes mercaderes de la península y gentes venidas de Portugal, Inglaterra, Francia, Holanda y los grandes patriarcas genoveses que comercializaban todo tipo de mercancías como sedas, perfumes, lanas, drogas, salazones etc.

A partir del año 1600 comienza a aparecer gente de relevancia en el nuevo pueblo, pues se conoce el barrio de los hijosdalgo, llamado de las “Puertas de Calvo” donde residían Los Benéytez (caballeros del Santo Oficio), Escobares, Diduja, Cándamo, Villagómez, Herreros, Ayalas etc. También cobran mucha importancia las Hermandades, capellanías, cofradías, hospitales y toda clase de obras pías.

RIADAS Y EPIDEMIAS

Los habitantes consiguieron durante siglos de aprendizaje a dominar y controlar en buena parte los fenómenos naturales lo que no impidió que las pestes y epidemias provocaran a lo largo de los siglos constantes alteraciones demográficas destacando la Peste Negra (1347-1350) que causó la mortandad de tres cuartas partes de la población. La Peste Estival (1593-1599) originada como consecuencia de una sucesión de malas cosechas que diezmó de tal manera la población que pasó de 152 vecinos a 60. El Cólera morbo o Peste Azul (1831-1834) que azotó ferozmente a la población, fundamentalmente párvulos, que provocó una hambruna llegando algunas gentes a alimentarse sólo de hierbas y raíces, causando la muerte de 23 niños durante el año 1834 lo que despertó la alarma e hizo necesario improvisar un nuevo lugar de enterramiento en el exterior de las iglesias.

También tuvieron su influencia negativa y fueron motivo de la despoblación actual, las malas cosechas de 1629-1631 y 1702-1714. En 1817, cuando la población se estaba reponiendo de los tributos e impuestos a que fue sometido el pueblo durante la Guerra de la Independencia, una plaga de langosta, piedra y aguas opacas destruyó por completo todas las cosechas. Muy recordado es el año malo 1945 que provocó la aceleración de la crisis triguera que había comenzado con el ciclo de malas cosechas de 1921 al 1928 y la aparición de la filoxera y la parpaja que hacen desaparecer el viñedo y el trigo.

Pero las auténticas penurias por lo general asociadas a las constantes epidemias producto de la hambruna y la pobreza de las gentes, se incrementan con las continuas desbordaciones del Sequillo que inunda las tierras y arruina las cosechas. En 1751 se permite la entrada de 450 corderos por falta de ganado al habérselo llevado la riada. Así sucedió en 1739, 1774, 1815, 1835 etc. Pero la más feroz y cruenta es la de 1793 que destruyó 70 casas de las 73 que componían el pueblo según señala Pascual Madoz.

Dentro de las más recientes y por tanto las mas recordadas son las de 1924, 1936 y 1961. Esta última tuvo lugar el día de nochevieja del año 1961, destruyendo casas y cosechas a su paso y siendo primera noticia en periódicos y revistas a nivel nacional.

Fotografía de la riada

ALBORES DEL SIGLO XX

Las leyes desamortizadoras de Mendizábal afectaron a bienes del clero regular y secular y puso en venta el 8% de las 2071 Has. que componían el término lo cual afectó a 187 parcelas de rústica y dos fincas urbanas o paneras fruto de donaciones y obras pías y que en su mayor parte fueron a manos de los Herreros. La desamortización de Madoz afectó a pagos comuniegos del Berruez como “Rejasvueltas” y “Roturillas” y el viejo priorato de Benedictinos.

Los primeros años del siglo XX marcarán un ligero auge en la vida económica y social de Villafrades, pues coinciden tres sucesos de capital importancia como son: el encauzamiento del río Sequillo en 1910 que conseguirá controlar las persistentes desbordaciones; la incorporación del ferrocarril en 1911, -siendo alcalde D. Narciso Alonso Fernández el cual tuvo el honor de saludar al Rey Alfonso XIII, que fue recibido en la estación con arcos triunfales, cohetes y vivas al Rey- que crea expectativas de futuro para los gremios clásicos como queseros y arrieros y por último la fundación del Sindicato Católico en 1916 que traerá consigo la llegada de la luz eléctrica y la modernización agraria.

Dedicado en la actualidad exclusivamente a la agricultura y ganadería, si bien en tiempos fue famoso por sus requesones y quesos de “patamulo” que comercializaban por toda la geografía nacional sus compañías de queseros.

Este pueblo, extremadamente religioso, de lo cual queda constancia en sus fiestas y celebraciones, está fuertemente enraizado en antiguas tradiciones. Conserva su típica procesión en la que los danzantes ejecutan distintos bailes y danzas de palos ante la imagen de su patrona la Virgen de Grijasalbas. Estas danzas, originalmente profanas, llegan a la zona con los vacceos y adquieren el carácter religioso que tienen ahora con las primeras procesiones del Corpus que instituyera Urbano IV en 1264.