El homenaje que el pueblo de Villafrades rindió al Húsar Tiburcio, uno de los más ilustres personajes nacidos en nuestro pueblo, fue sencillamente emocionante, emotivo, conmovedor, apasionante, ilusionante, y no sé que más adjetivos le podemos poner.
Los villafradeños quisimos homenajear a esa figura del Húsar Tiburcio de la que tantas veces hemos oido hablar pero nunca nos habímos decidido a mostrarle este reconocimiento público de admiración y agradecimiento.
Gracias a la iniciativa de Rafa y del Ayuntamiento de Villafrades pasamos un día redondo. La cosa comenzó con el traslado de más de cien villafradeños en dos autobuses a rebosar hasta Astorga, donde fuimos recibidos en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de la localidad por toda la Corporación Municipal.
Después de unas breves palabras de bienvenida del Alcalde de Astorga, el nuestro, explicó el motivo de nuestra visita y hubo un intercambio de regalos.
A continuación hubo una visita guiada a la Catedral con una guía municipal y otra visita a una fábrica de chocolate en la que los villafradeños nos dejamos unos euros adquiriendo algunas tabletas del riquisimo chocolate elaborado en la localidad leonesa.
Después, el cortejo compuesto por las dos corporaciones y los acompañantes se trasladó acompañado de nuestra querida típica danza, siempre acompañada por la mano maestra del dulzainero Elías, hasta la Catedral. En el recorrido a ritmo de pasacalles, se palotearon varios lazos ante la atónita mirada de astorganos y turistas que disfrutaron con la destreza de nuestros danzantes.
Ya en la Catedral, sucedió lo inevitable, muchos de nosotros nos emocionamos y corrieron las lágrimas, como en la Procesión de la Virgen de Grijasalbas, ante el maravilloso verso proclamado por Rafa delante de la tumba del Húsar Tiburcio, ubicada en el interior de la Catedral en frente de la del General Santocildes. Me dijo un concejal: "Joder con el de la vara, cómo ha estado de bien, ¡y de memoria!".
Acto seguido, Alfonso agradeció, en unas breves palabras, al alcalde de Astorga y a las autoridades religiosas el habernos permitido realizar este acto tan emotivo y terminó sus palabras con la ya famosa frase "Si todos capitulan, yo no capitulo" pronunciada por el Húsar Tiburcio en sus últimos momentos.
A continuación la comitiva se trasladó al lugar donde se supone que el Húsar Tiburcio fue fusilado el 22 de abril de 1810 y que se sitúa en el origen de una calle que lleva su nombre.
Luego, el Ayuntamiento de Astorga agasajó a los Villafradeños con un abundante vino español acompañado de la exquisita cecina local, tortillas, croquetas, calamares etc; todo ello en un excelente ambiente de hermandad entre las dos localidades castellanas.
La comida era libre, cada uno se lo gestionaba por su cuenta y, ya en el viaje de regreso a Villafrades, la discusión se centró en si eran mejor las mantecadas de la Mallorquina o las de Alonso. Al final, después de haberlas probado convenientemente, algunos llegamos a la conclusión de que eran mejor las mantecadas de la Mallorquina y los hojaldres de Alonso.
En fin, un día inolvidable.
Fotos realizadas por Gloria de la Rosa