Cuentan las hemerotecas que a las tres de la tarde, del día 4 de agosto de 1913, en la carretera de León, con dirección a Palencia, tuvo lugar un incidente que conmocionó a gran parte de la comarca, si es que no fue conocido a nivel nacional, y que ha llegado a nosotros por pura casualidad y después de haber rebuscado en los más viejos archivos de la prensa escrita.
Cuenta el cronista de la época, en el "Norte de Castilla", que pasaba, a la velocidad debida y apropiada de la época, un gran automóvil que ya quisiéramos haber conocido, si es que todavía se conserva, y al llegar a la altura de Villafrades se vio fuertemente apedreado a la altura de la capota y portezuelas, saliendo inmediatamente los ocupantes, con el consiguiente enojo, ante el fuerte aluvión de "pedruscos".
El coche en cuestión pertenecía al embajador
de los Estados Unidos y era ocupado ocasionalmente
por el también embajador de Inglaterra en
Madrid y su familia.
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Los autores de estos hechos, unos niños del pueblo de ocho años de edad, fueron reprendidos de inmediato por el insigne viajero, lo cual no pasó desapercibido al padre de uno de los chavales que estaban enfrentados al embajador, y agarrando una herramienta del campo, creemos una horca, y en unión del resto de hombres y mujeres que había en ese momento en las eras cercanas, grupo muy numeroso al ser un mes de plena actividad en estas tareas, se apresuraron a llegar al embajador y no está muy claro qué utilidad dieron a sus herramientas, ya que tuvo que acudir la Guardia de Villarramiel y Villalón para tratar de aplacar a los exaltados.
Según
la versión del diplomático fueron objeto
de "violencia" e insultos, cosa que no consiguió
demostrar posteriormente.
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