REFRANES DEL SANTORAL

En realidad se puede considerar a este apartado como una prolongación del anterior, ya que la mayoría de ellos muy bien podrían encajar en aquel marco. Pero les vamos a encuadrar aquí bajo esta denominación porque en ellos se hace alusión a algún Santo o a alguna festividad o celebración religiosa.

“Brígidas, María y Blas, tres días holgarás”

“Por los Reyes andan los demonios detrás de los bueyes”
(las matanzas estaban en su apogeo)

“Pascuas marciales… hambres, pestes y mortandades” (cuando caen en marzo)

“Por San Marcos, el garbanzal ni nacido ni por sembrar”

“Por San Matías iguala la noche con el día”

“Por Santa Eulalia el tiempo cambia”

“San Bernardino quita pan y no da vino. San Urbán quita vino y no da pan. San Fernando lo viene arrebañando. Y Santa Rita… todo lo quita” (Se refiere a los nublados en esos días)

“De San Juan a San Juan medio año va”
(de San Juan Bautista -24 de junio- a San Juan Evangelista -27 de diciembre-)

“Alzadera por San Juan, buen barbecho, pero no da pan”

“ San Juan amenaza, San Pedro echa de casa y por Santa Isabel coge los trastos y echa a correr” (antes arrendaban las casas hasta San Pedro y en San Juan avisaban)

Por San Juan y San Pedro eran las ferias en Villalón. A San Juan no iba casi nadie porque estaba mal visto y el que iba se le caía el pelo por la murga que le daban con aquello de…

“A San Juan los lagañosos y a San Pedro los buenos mozos”

“Santiago y Santa Ana pintan las uvas. Por Nuestra Señora y San Roque ya están maduras”

“Por San Roque ni me toques” (no es tiempo de dar labor a las tierras)

“San Bartolomé ata los aires, San Agustín los desata y San Antolín apaña paja para su rocín”

“Si tu vas a Arconada, yo voy al Cristo; tu verás a la Madre, yo veré al hijo”

“En septiembre… tus gallinas vende. En Navidad vuélvelas a comprar”. (En septiembre dejaban de poner)

“Noviembre, ¡dichoso mes! Empieza con los Santos y termina con San Andrés”

“Por los Santos se guardan los abanicos y se sacan los mantos” (mantones)

Por los Santos se visita el cementerio y allí las calaveras, mirándote con descaro, te decían:

“Visitante no te olvides,
te espera la eternidad.
Lo que tu eres yo fui,
Lo que yo soy, tu serás”

“Por San Andrés, sementera es”

“Por San Andrés… corderitos tres”

“Ajo, ¿por qué fuiste ruin?
Porque no me sembraste en San Martín”

“Si llueve por Santa Bibiana, llueve cuarenta días y una semana. Y, si vuelve a llover por San Blas, cuarenta días más”

“Miércoles de ceniza ¡qué triste vienes con cuarenta y nieve días que traes de viernes!”

“Tienes cara de Santa Ana, pero hechos de Carnaval” (mala cosa es esa)

“El domingo de ramos el que no estrena nada no tiene manos”

“A la Virgen… Salves
a los Cristos … Credos
y los cuartos … quedos”

“Mejor quiero perejiles que no camisa,
porque los perejiles se ven en misa”


Cuando echaban una gallina a sacar pollos, siempre la metían en los huevos de noche y, mientras lo hacían, nuestras abuelas susurraban:

Esta noche echo una gallina, Jesucristo redentor. Que todas me salgan pollas y tan solo un cantador”

¡No sabían nada nuestras abuelas! Todas pollas y sólo un gallo para que alegrara el corral y pusiera paz en el gallinero.

“¡Alpargatas en Navidad! No le preguntes cómo le va. (este es muy bueno)

“Por San Silvestre… ¡año cabestre!” (es el día 31 de diciembre)

Pero entre esta pléyade inmensa que es el Santoral hay uno que se lleva la palma y que brilla con luz propia, y que podemos calificar de “carne de refrán”. Es fácil que de tantas alusiones como se le hacen le están zumbando los oídos de continuo. Me estoy refiriendo al buenazo de San Antón. Vamos a verlo:

Por San Antón, media hora más de sol”

“Por San Antón no hay niebla que llegue hasta las dos”

“ Pareces al marrano Antón”

“Si sale con barbas… San Antón y si no, la Purísima Concepción”

“Por San Antón la gallina pon. Por la candelaria… la buena y la mala”

“San Antón por enero gasta corbata, como no bebe vino, no se la mancha”

Pero además, San Antón era una fiesta con un arraigo especial en Villafrades, por lo que se realzaba con diversas celebraciones religiosas y profanas. Entre éstas, destacaban las famosas “VUELTAS DE SAN ANTÓN”. En ellas participaban como principales protagonistas todos los burros de la localidad, conducidos por los chavales. El acto terminaba dando vueltas a la iglesia burros y jinetes y al final se alineaban delante de la puerta y allí comenzaban a desgranar una tras otra una sarta de impetraciones:

Uno pedía:

“¡Oh glorioso San Antón! a diecisiete de enero, guárdame esta borriquilla que es de mi abuelito Alfredo”

Otro rogaba:

“¡Oh glorioso San Antón!
a diecisiete de enero,
bendíceme esta pollina
que es de mi tío Ruperto”

Otro suplicaba:

“¡Oh glorioso San Antón!
a diecisiete de enero,
protege a este animalico
que es de mi vecino Cleto”

Y por fin el mandón del grupo soltaba el más tradicional, que era este:

“¡Oh glorioso San Antón!
a diecisiete de enero,
¿Qué hacen ahí esas paponas
que no bullen el puchero?.
Las mandas ir a misa
No se saben presignar.
Las mandas echar un trapo
No lo saben remendar.
Las mandas ir al baile
¡mira qué bonitas van!”

Y como de burros se trataba, no podía faltar la clásica burrada…
El patoso de turno, que nunca falta, en el colmo de la osadía, reclamaba con descaro y desfachatez:

“¡Oh glorioso San Antón!
a diecisiete de enero,
fui a dar agua a mi caballo
se me cayo en el reguero.
Fui a agarrarle del rabo
Y me tiró un fuerte pedo.
Mató a más de medio Herrín
Mató a medio Fontihoyuelo.
Y, si llego a tirar más,
Mata a medio Santervás”.

Y así finalizaba este típico ritual, tras lo cual se disolvía el tropel y, conducidos por los rapaces, retornaban jubilosos y saltarines los borricos a sus cuadras, con las bendiciones recibidas a cuestas.