PIROPOS REFRANEROS

Nadie ha sabido precisar con certeza dónde se asienta la cuna del piropo. Pero lo que sí podemos afirmar categóricamente es que los castizos de Villafrades no tienen porqué tener envidia a los de ninguna otra parte. Yo no sé si los que aquí se inscriben deberán su urdimbre a las lúcidas mentes de nuestros abuelos, pero, como ellos eran los que vimos manejarles con su arte y maestría singulares, les concedemos el honor de insertarles dentro de nuestro resumen.

“A la luna de enero te he comparado, pues no hay luna más clara en todo el año”

“En lo más alto del cielo esta la luna parada, pues la tiene entretenida la hermosura de tu cara”

“Tienes unos ojos niña…
que sólo con mirar matan.
Pero con tal que me mires
Mátame, niña del alma”

“El andar de la madre lleva la hija
se parecen los cascos a la botija”

“Si el mar se volviera tinta
y toda la tierra un pliego
no habría para expresarte
lo mucho que yo te quiero”

“Vale más tu cuerpo andando
que Majitín encalando”

“Te quiero más que a mi vida,
más que a mi padre y mi madre
y, si no fuera pecado,
más que a la Virgen del Carmen”

“Estudié para ladrón
y conseguí la carrera.
Lo primero que robé
Fueron tus ojos morena”

“Es tanto lo que te quiero
que a besos te comería.
Y , si te volvieras pan,
Siempre a poco me sabría”

“Si tienes en tu cara pecas,
niña, no te de cuidado.
Que el cielo con sus estrellas
Está muy bien adornado”

“De día da luz el sol,
de noche da luz la luna.
La hermosura de tu cara,
A todas horas alumbra”

“Me falta la luz del sol,
me falta la dulce brisa,
pero que nunca me falten
tu mirada y tus sonrisas”

“Morena tiene que ser
La tierra para ser buena,
Y la mujer para el hombre
También ha de ser morena”

ANTIPIROPOS O IMPROPERIOS

Pero entre mozos y mozas no todo era vida y dulzura. A veces surgían nubarrones turbulentos, que desencadenaban situaciones de tirantez y crispación. En tales casos: se negaban el saludo por la calle, no se acompañaban en los paseos, en el baila del salón se rehuían mutuamente, etc. Y este ambiente enrarecido propiciaba el que saltara la chispa que servía de detonante, que pusiera en marcha los inagotables recursos de su ingenio. Vamos a situar el escenario. Era en la misma calle. Ellos a un lado de la esquina, ellas al otro, de modo que se oían perfectamente, aunque no se vieran, y, una vez roto el fuego, se cruzaban estas lindezas, que eran auténticos dardos, dirigidos a la mismísima cresta. Supongamos que empezaban ellos:

(Cantando)
“En Villafrades no hay mozas
y, si las hay, no las veo.
Unas están en la cuadra
Y otras en el gallinero”

Ellas:
“Dicen que en Herrín no hay mozas
Y en Gatón son muy pequeñas.
El que quiera buenas mozas,
A Villafrades por ellas”

Ellos:
“En el pueblo Villafrades
Hay una hermosa laguna
Donde se lavan las feas
Porque guapa no hay ninguna”

Ellas:
“En mi vida he visto yo
Lo que he visto en esta fiesta
Bailar mujer con mujer
Por ser los hombres babiecas”

Ellos:
“Cuando paso por tu puerta,
Cojo pan y voy comiendo,
Pa que no diga tu madre
Que con verte me mantengo”

Ellas:
“Cuando paso por tu puerta
Llevo las medias caídas
Pa que no diga tu madre
Que todo lo gasto en ligas”

Ellos: “Anda diciendo tu madre
Que yo no tengo que dar,
Cásate con el reloj
Que todas las horas da”

Ellas:
“La vidita de esos mozos
Es como de un militar,
Que, con dos reales que gana,
No tiene ni pa fumar”

Ellos:
“A las chicas de este pueblo
Las tenemos que decir
Que no se hagan ilusiones
por lo que pueda venir”

Ellas: “En Villalón hay un árbol
Que le llaman POCAS HOJAS,
Y en Villafrades un mozo
Que pretende a todas mozas”

Ellos: “Si te quieres echar novia,
Échatela entre semana,
Porque los días de fiesta
Las más marranas se lavan”

Ellas:
“Has dejado que tus padres
Anden pidiendo limosna,
Y esa mancha no se quita
Ni con agua de colonia”

Ellos:
“Quítate de esa ventana
No me seas ventanera.
Que la cuba de buen vino
No necesita bandera”

Ellas:
“La culebra en el camino
La pisan y abre la boca.
Así la has abierto tú
En cosas que no te importan”

Ellos:
“Tienes una cinturita…
Anoche te la medí
Con la cincha de la burra
Y aun la tuve que añadir”

En este momento ellas, totalmente enfadadas, se alejaban de allí, coreando a voz en grito:

“No hay que casarse, no hay que casarse, no hay que casarse si señor. Siempre solteras, siempre solteras, siempre solteras es mejor”